American Cat: Pluribus Unum

De entre la multitud, uno. Una gran nación integrada por multitud de estados, cada uno con su propia individualidad pero representados en el Congreso y el Senado como la parte de la nación que componen. Un país diverso, en el que se hablan diversas lenguas y en el que a lo largo de su historia, en sucesivas oleadas inmigratorias, gentes de diversas razas y nacionalidades han configurado lo que son hoy los Estados Unidos de América.

Atendiendo a las desigualdades que existen en general entre la gente de esas diferentes razas y clases sociales, el sueño americano descrito por el Pluribus Unum no deja de estar carente de cierta hipocresía, pero transmite el empeño que es capaz de desarrollar el país de alinear todos a una en la defensa de sus intereses, más allá de las individualidades de sus personas o de los estados que integran la Unión.

The House of Cards

Así fue durante la Segunda Guerra Mundial, cuando un gigante dormido con una gran capacidad industrial e infinitos recursos fue despertado por el Imperio Japonés para contribuir decisivamente en el esfuerzo de guerra contra los países del Eje, y así fue en la guerra fría, periodo durante el cual los Estados Unidos afianzaron la hegemonía del individualismo frente a la colectivización socialista del Bloque del Este.

Los centros de poder de donde emana la soberanía del pueblo estadounidense, se concentran especialmente en el Capitolio, en donde se encuentra el Congreso de los Estados Unidos y el Senado, compuesto por la cámara de representantes y la de los senadores, dos por cada estado. En la cercana Casa Blanca, reside el jefe de estado y comandante en jefe de los ejércitos de los Estados Unidos, el Presidente de los Estados Unidos.

Gatto os explicará en esta entrada como se puede visitar el Capitolio de los Estados Unidos y la Biblioteca del Congreso anexa. La Casa Blanca es materialmente imposible de visitar, pero si alguien de alguna forma lo ha conseguido, francamente me gustaría saber cómo. Solo hay un centro de visitantes y tienda de recuerdos que no valen la pena, y lo más que se puede ver de la Casa Blanca es la fachada que da a la Avenida Pennsylvania. Para empezar, veamos una introducción al funcionamiento de las cámaras de representantes de Estados Unidos.


El Congreso y el Senado de los Estados Unidos

Resumiendo mucho, la Cámara de Representantes se compone de 435 miembros que representan a los 50 estados. Estos se reparten entre los estados en función de su población, pero cada estado debe elegir por lo menos un cargo. La forma de elegir a los representantes es mediante el voto por circunscripción, conocida como Distrito Representativo. Una vez elegidos, los representantes sirven en períodos de dos años o bienio. La otra cámara. el Senado, se compone de 100 miembros, dos representando a cada estado, sin importar su población. Los senadores sirven por períodos de seis años.

El Distrito de Columbia y los territorios de los Estados Unidos (Puerto Rico, Samoa Americana, Guam y las Islas Vírgenes Estadounidenses...) no están representados en el Senado, pues la Constitución no establece representación en el Congreso para sus habitantes. De estos territorios solo hay delegados representativos con voto y funciones limitadas.




Sobre los entresijos que se desarrollan entre estas paredes existen series muy buenas, desde la épica The West Wing of White House con un enorme Martin Sheen en un mundo idealizado de lo que los Estados Unidos podría ser, a la más cínica (y seguramente realista) House of Cards de Kevin Spacey.


Visita al Capitolio

Para poder visitar el Capitolio se debe hacer una reserva con bastante antelación a través de Internet a la página gubernamental del Capitolio, en donde se ofrecen los tours. Estos son gratuitos, el único problema es la disponibilidad, de ahí la recomendación de hacer la reserva cuanto antes mejor. Las reservas van por días y a determinada hora concreta. En nuestro caso que escogimos a primera hora de la mañana para después seguir con otras visitas, nos encontramos que pese a la aparente tranquilidad exterior de la explanada del Capitolio, el piso inferior bajo esta, que es donde se accede a los tours, estaba abarrotado. Esto es así porque es una visita típica y tópica de muchos institutos, por lo que no será raro ver hordas de adolescentes vestidos todos igual (parece que en los viajes de fin de cursos debe ser así como se identifican) en las colas haciendo las visitas con sus maestros.

Explanada del Capitolio

No obstante, no entréis en pánico aún. Hay diferentes colas en las que los visitantes son separados como por categorías, y los institutos van en manada por su lado, y la gente rasa que va de visitante al Capitolio suele ser agrupada en una cola diferente con su propio guía al que seguir. Eso si, la visita es en inglés y la forma de escuchar al guía que toque entre toda la vorágine que se monta, ya que las salas que se visitan se llenan de grupos de gente, es a través de unos cascos por los que la guía irá hablando y explicando las anécdotas sobre cada una de las salas.

Cúpula del Capitolio

Entra bastante gente a la vez, por lo que las colas van bastante rápidas. Después de ver un vídeo en el que se resalta el concepto del Pluribus Unum que quería transmitir, se pasa a la visita propiamente dicha, en la que se visitan diferentes salas: la sala de las estatuas, la cripta y sobretodo la rotonda, que es donde se contempla la gran cúpula del Capitolio con sus pinturas, y se aprecia su claro parecido al Panteón de Roma en cuanto a la cúpula se refiere.

La cripta

El recorrido consiste en ir siguiendo al grupo ya que no se puede andar solo por el edificio, y escuchar las explicaciones del guía en inglés. Particularmente simpática me pareció la estatua del heraldo del neoconservadurismo, Ronald Reagan, para algunos uno de los más apreciados recientes presidentes de América. Los otros, que procesan un ferviente odio africano a Donny, deben desear que esté ardiendo en el infierno con esa misma sonrisa de la estatua junto a su querida Maggy Thatcher... conflicto de los ochenta puro.

Donny, muchacho, ¿dónde estás?

En todo caso, tras poco más de media hora, el grupo vuelve al gran espacio subterráneo bajo la explanada del Capitolio. En la cafetería si te tiene ocasión se puede disfrutar del desayuno de los campeones literalmente, ya que tienen de todo para empezar el día fuerte. Tras repostar, un pasillo sin salir del mismo subterráneo conecta el complejo del Capitolio con el de la Biblioteca del Congreso, en donde continuaremos con la visita de este día.


Biblioteca del Congreso

Acabo de darme cuenta que empecé las entradas sobre Washington hablando del videojuego Fallout... y realmente ahora todo cobra sentido recordando que su historia estaba basada en un Washington post-apocalíptico en el que entre otras cosas se recorría un Mall destrozado y los túneles del metro... e incluso otros como los que unen el Capitolio con la Biblioteca del Congreso. Hmmm... me pregunto si alguien más habrá reparado en ello y lo de la tapicería de los asientos de Megabús no sea publicidad subliminal.

Biblioteca del Congreso

De hecho, el claustrofóbico acceso a la Biblioteca del Congreso desde el Capitolio no deja de recordar una especie de búnker o refugio anti-nuclear recubierto de mármol. Seguro estoy y de hecho así consta, que documentos que hay guardados en la Biblioteca del Congreso, como la Declaración de Independencia original firmada por Washington y los demás padres fundadores, están protegidos para resistir ataques nucleares, así que la asociación no me parece tan descabellada.

La Biblioteca del Congreso merece la pena no por su contenido bibliográfico (que también, pero supongo que no será el principal interés de una visita turística), si no por su rica arquitectura y decoración, que lo convierten en algo así como una barroca tarta de rojos y dorados. Destaca particularmente su sala de lectura, no accesible por la entrada de turismo ni seguramente sin un carnet de afiliación, pero que se puede ver desde el piso superior de la parte visitable a través de unas ventanas.

Sala de lectura

El edificio alberga la colección más grande del mundo de libros raros y valiosos, con un total de más de 36 millones de libros escritos en más de 400 idiomas. Entre las obras destacables que pueden consultarse en la Biblioteca del Congreso, sobresale una copia del Necronomicón encuadernada en piel humana (jajaja... no hombre no... pero H.P. Lovecraft lo juraría), una de las cuatro copias de la Biblia de Guttenberg en perfecto estado o el borrador de la Declaración de Independencia. Más aún, hay otros objetos valiosos como instrumentos musicales Stradivarius y otras obras de arte, planos y pinturas.

Tras ver diversas salas con exposiciones de mapas, estantes con libros y el lugar donde se expone la Biblia de Guttenberg, nos damos por satisfechos y abandonamos el recinto de la Biblioteca y el Capitolio para irnos a comer a un restaurante cerca del Parque Memorial en recuerdo de los agentes de la ley caídos, una especie de parque cementerio en donde se recuerdan a policías y otros agentes muertos en servicio. Dimos con un local tipo bar de deportes con un menú muy bueno a un coste asequible.

Edificio de la Biblioteca del Congreso

Después de comer ese día, nos iríamos a Arlington y el Pentágono, pero ya que estoy agrupando las entradas de Washington por temáticas, tocando en esta la política, veremos a continuación qué es lo máximo que se puede ver de la Casa Blanca, visita que realizamos el día anterior por la tarde, después de ver el National Mall.


La Casa Blanca

El principal lugar de trabajo y residencia oficial del Presidente de los Estados Unidos es un proyecto que desarrolló ya George Washington cuando en 1790 fue mandada construir la Casa Blanca bajo el proyecto del arquitecto James Hoban en estilo neoclásico. El pobre Washington no llegó a disfrutarla ya que la casa fue inaugurada en 1800 por John Adams.

Existen múltiples curiosidades alrededor de la icónica Casa Blanca. En principio, ni siquiera se llamó así, si no que más bien se llamaba Palacio Presidencial o Mansión Ejecutiva. Fue a partir de 1902 bajo el mandato de Theodore Roosevelt cuando se popularizó su actual nombre. Es curioso además, que la colocación de la primera piedra, efectuada por el alcalde Georgetown, fuera hecha por un español, pues en efecto, Pedro Casanova, de origen navarro, era el inmigrante español alcalde de Georgetown por aquel entonces. Historias aún más bizarras, es que durante la Segunda Guerra Mundial, se llegó a plantear pintar la Casa Blanca de negro para camuflarla en caso de bombardeos.

La Casa Blanca

Se debe ir con la idea de que visitar el 1600 de la Avenida de Pennsylvania, la casa más famosa de América, la Casa Blanca, es sin duda "almost impossible". Cuando estaba organizando mi viaje, no hacía más que leer que era posible hacer una petición de visita a través de la Embajada del país del visitante, cosa que resultaba como mínimo peregrina. No obstante y sin cortarme un pelo, con esta cara de cemento armado escribí un correo a la Embajada Española, preguntando por la supuesta gestión que hacen de visitas a no sé exactamente qué de la Casa Blanca. Tras varios días sin recibir respuesta, creí que el correo habría acabado el la papelera de algún burócrata cuando al fin, si que recibí una respuesta oficial (cosa sin duda de agradecer). En ella constaba: "le informamos que no la Embajada actualmente no gestiona peticiones de visita a la Casa Blanca". ¿Así pues... cuando sería eso?

Poco sorprendente me parece que Zanahorio no quiera curiosos alrededor, aunque en realidad poco tiempo pasa aquí si nos tenemos que creer que no ha dejado de vivir en su ático de la Torre Trump. Los estadounidenses, teóricamente a través de sus congresistas y senadores si que pueden hacer también peticiones de visitas a la Casa Blanca, con lo que no sé si eso de verdad continua vigente o es algo que también pasó a la historia.

El Departamento del Tesoro

En definitiva, lo más cercano que puede uno aspirar a acercarse a la Casa Blanca, es por la travesía de la Avenida de Pennsylvania frente a la parte trasera de la Casa Blanca, y ni siquiera a la valla que delimita el jardín con la calle, si no tras las barreras que se colocan en la acera y tras la que se apostan gorilas armados con automáticas... incluso se pueden ver los francotiradores en el tejado del edificio, y si no fijarse en la foto.

Otro edificio interesante justo al lado de la Casa Blanca, es el Departamento del Tesoro, al que de hecho pertenecían agentes tan famosos como Elliot Ness durante la ley seca.Visto lo visto, nos fuimos de allí sin poder ver a Míster President asomarse a la ventana... eso si suponemos que estaba allí, a saber. Habiendo hablado de las cámaras de poder y representación, solo me queda hablar en la próxima entrada de los sitios de representación y poder del ejército más poderoso del mundo... en la próxima entrada Gatto os ilustrará sobre el Pentágono y Arlington para acabar este tour por Washington. Mientras, seguirá como Bartlett con sus manos en sus bolsillos.


Referencias

Como comentaba, para poder visitar el Congreso de los Estados Unidos, se debe hacer una reserva mediante la web del Congreso, para concertar día y hora de visita, sin el que es imposible acceder al recinto.

Visit the Capitol
La web es la siguiente:
Sitio web: https://www.visitthecapitol.gov/

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