American Cat: Por ahí resopla (Cape Cod)

Hoy iba a ser el día que más provecho íbamos a sacar de la ubicación de nuestro hotel en pleno Seaport Boulevard, pues al amanecer de ese quinto día 23 de mayo, nos íbamos a embarcar en un ferry que nos llevase a Provincetown (también llamada P-Town), en la punta norte de la bahía de Cabo Cod.

Nuestra actividad principal para ese día consistiria en una excursión en barco para el avistamiento de ballenas, por lo que contar con una meteorologia favorable era un factor clave para no acabar calado, congelado o ambas cosas a la vez. Fue un auténtico milagro que justamente este día, un sol radiante desde el amanecer nos deparase el que sería el mejor día en cuanto a condiciones climatológicas se refiere de nuestra estancia en la zona de Boston.

Con nuestra reserva adquirida de antemano por Internet semanas antes, nos dirigimos al muelle donde parten los ferrys rápidos (aunque eso es un decir) a P-Town. Están operados por la compañía Bay State Cruise, y parten desde las 8:30h de la mañana hacia Cape Cod, con un trayecto de unos 90 minutos de duración.


Trayecto a P-Town

Poco antes de la hora de partida, se realiza el embarque y podemos ya elegir un sitio en donde acomodarnos. La embarcación tiene un interior cubierto de bancos con mesas con un bar al fondo en donde puede adquirirse comidas y bebidas, por lo que como aún no habíamos desayunado nos hicimos con un par de bocadillos que comer mientras el ferry tiraba a toda marcha. Casi imposible salir en esas condiciones a ver las vistas.

Pesqueros de la bahía

El trayecto del ferry va siguiendo la costa de Massachusetts desde Boston hacia el sur, durante el cual pueden contemplarse los pueblos costeros y alguna que otra isla con su faro. Hacia el final el ferry se desvía hacia el interior de la Bahía de Cabo Cod, en la punta norte del cual se encuentra Provincetown.

Faros en el agua

Al poco de doblar la punta en el que se divisa un faro, empieza a verse la silueta de la pequeña villa costera, destacando la de su torre, el monumento a los peregrinos. Una vez desembarcados en uno de los muelles se llega enseguida al centro de la ciudad, que nos dedicaríamos a recorrer hasta la hora de nuestra excursión de avistamiento de ballenas.


Provincetown

A las doce teníamos que embarcar en el bote que nos llevaría a nuestra excursión de avistamiento de ballenas, así que con la reserva en mano me fuí a la oficina de la compañía de excursiones (Whale Watch) para comprobar que estuviera todo correcto y cambiar mi reserva por los billetes para subir a bordo.

Una vez arreglado el embarque, nos quedaba como más de hora y media para el inicio de la excursión, si bien era buena idea estar por lo menos media hora antes en el lugar por si había cola. Íbamos pues a dedicar este tiempo a echar un primer vistazo sobretodo a la parte derecha del pueblecito, subiendo por el puerto.

P-Town

Provincetown es la ciudad más al norte de Cape Cod y es conocida por ser la ciudad (más) gay de Massachussets. Por lo que se dice que San Francisco, en California, es la ciudad gay por excelencia durante el invierno, mientras Provincetown es la elegida como destino durante el verano. Por ello no es raro ver banderas multicolor por todas partes y establecimientos regentados por parejas del mismo sexo, ya sean hombres o mujeres.

Esta pintoresca ciudad está rodeada de dunas inmensas y es un puerto de pescadores natural. Los primeros pobladores llegaron en 1620. Ahora sus callejuelas están llenas de galerías de arte, restaurantes de marisco con la omnipresente langosta de Massachusetts y casas de todos los colores. Justo así era la calle principal de la derecha de Provincetown que llega a la biblioteca pública, por lo que para hacer tiempo acabamos sentándonos en una terraza a tomar unos calamares con una cerveza, ya que en cuanto a horarios para comer más tarde no serían demasiado favorables: nuestra excursión de avistamiento iba a durar desde las 12 a las 16h.

Cthulhu my lord...

Tras el aperitivo nos fuimos al lugar de embarque con bastante antelación... y cual fue nuestra sorpresa cuando descubrimos que ante nuestro barco había una cola brutal ya formada. Vaya, no sé si vamos a poder coger buen sitio. Por suerte, todo el mundo de delante decidió subirse al piso descubierto de arriba, lo que me pareció un suicidio con el justiciero sol de mayo que estaba cayendo.

Al final pudimos coger un buen sitio en el piso cubierto de abajo, con nuestra propia mesa y bancos con vistas al exterior por la ventana, y la puerta que permite salir a las barandillas del exterior justo al lado. En realidad, si todo iba bien y se localizaban cetáceos poco sentados íbamos a estar, por lo que tampoco importaba demasiado el sitio que cogiéramos... veríamos que suerte teníamos para los avistamientos.


Entre ballenas

Parte nuestro barco siguiendo la punta de costa del cabo en el que se divisan algunos faros en la playa, para dejarlo atrás y adentrarse en las aguas de la Bahía de Cabo Cod. Sabíamos que supuestamente transitan diferentes especies de ballenas en las aguas de la bahía, como la jorobada en grave peligro de extinción, pues era cazada hasta no hace muchos años, y otros animales como delfines e incluso focas, pero nunca hubiéramos imaginado la experiencia que íbamos a vivir aquel día, algo absolutamente sorprendente y emocionante.

La caza de ballenas se practicaba en la bahía de Cabo Cod y Massachusetts, así como en la famosa isla de Nantucket desde finales del siglo XVII, con los procedimientos que se han descrito en míticas novelas como "Moby Dick" o la más reciente película "En el corazón del mar". Caza intensiva hasta tal punto que muchas especies directamente fueron extinguidas al ser fácil cazarlas pues se veían nadar incluso desde la costa. Es bueno por lo menos saber que ahora, el negocio que gira en torno a las ballenas consiste en intentar acercarse con barcos a divisarlas, y no a hacerlas pedazos para aprovechar prácticamente todo, siendo tan valorado en siglos pasados el aceite de ballena que se usaba como el petróleo hoy en dia.

Saliendo a la bahía

La zona de avistamientos es un rectangulo de unos 100km cuadrados de 10x10km de lado en el que se supone que transitan las ballenas, generalmente de mayo a octubre en busca de aguas más cálidas y en compañía de sus crías para alimentarse en las aguas del llamado Santuario Marino del banco de Stellwagen, el cual por sus condiciones de profundidad y corrientes tiene unas peculiaridades que hacen abundante la vida marina, siendo un buen sitio de alimentación para las ballenas.

Por avistamiento creíamos que quizás a lo sumo veríamos alguna mancha remotamente parecida a una ballena que con suerte quizás asomaría un poco y sería reconocible. Para llegar a la zona la barca tira millas a toda máquina y una vez allí aminora, y primero parece que si, que es así como serán los avistamientos, que parece que los animales se ven a lo lejos y eso es lo que hay... de hecho ya hasta me sorprendre que no sea alguna ballena perdida solitaria, si no que se vea más de una mancha de diferentes lomos de ballena que de vez en cuando asoman del agua.

Un par de ballenas

Pero es entonces cuando la experiencia se convierte en algo emocionante e inolvidable. Nuestra embarcación se adentra en el santuario y empezamos a estar rodeados de ballenas por todas partes: ballenas por los lados, ballenas pasándonos por debajo, asomándose, volteándose, asomando sus grandes lomos e incluso sus espectaculares colas, un espectáculo que no habríamos ni imaginado en nuestras mejoras previsiones.

Los biólogos abordo del bote, que se interesan por los visitantes y ofrecen dípticos con información sobre las especies que pueden divisarse, explican que las mismas ballenas vienen cada año y que las tienen identificadas por las marcas y formas de las aletas de sus colas, que como huellas dactilares son la identificación que permite identificar de forma única a cada animal. Ello permite confirmar la presencia de determinado animal en las aguas de la la bahía, y hacerle un seguimiento.

Una que asoma la cabeza

Es simplemente indescriptible definir lo que se siente al ver emerger una gran ballena a escasos metros de la barandilla del barco en el que estás. Parecen a una distancia a la que pueden casi tocarse, y todos no hacemos más que tirar foto, foto, foto, foto... parece que nunca haya bastantes para conseguir captar el momento perfecto en que el animal se voltea, hace una pirueta o asoma su cola por encima de las olas. Un espectáculo increíble.

Provoca incluso cierto pavor ver la silueta de los gigantes pasando bajo el barco, o escuchar a escasos metros su bramido al respirar u oler en ocasiones su sulfuroso olor al resoplar. Bandadas de pájaron no las temen y se posan sobre ellas para alimentarse de los restos incrustados a sus lomos, por lo que suelen ser un buen indicador de por donde va a aparecer la próxima.

La gran cola de una ballena

Tras más de tres horas en las que incluso hemos visto algún que otro delfín despistado, el barco pone en marcha de nuevo a toma mecha sus motores para devolvernos a Provincetown, con la sensación de haber visto algo memorable y de lo que raramente se puede ser testigo. Obviamente el avistamiento no deja de ser una cuestión de azar, y si nos tenemos que creer lo que cuenta el capitán de nuestro barco, el de hoy ha sido un día muy afortunado por la gran densidad de ballenas avistadas.


De vuelta en P-Town

Nos quedaba una larga espera hasta poder coger el ferry de vuelta a Boston, ya que hasta las 19:30h no volvía a circular ninguno, por lo que durante la tarde nos dedicamos a explorar el lado izquierdo de Provincetown y llegar a los pies de la torre de los peregrinos, la cual parece que estaba cerrada.

Calle de Provincetown

Hacia la izquierda por la calle principal pudimos ver como la interminable procesión de restaurantes de marisco, galerías de arte, tiendas de recuerdos, helados y chucherías parecía no tener fin. Un poco aburridos nos fuimos a buscar un bar con vistas a la bahía en donde acomodarnos a esperar el ferry.

Torre de los peregrinos

Hacia eso de las siete, nos dirigimos al muelle de embarque en donde esta vez si poca gente había de vuelta. Para amenizar la espera fuimos testigos de varias trifulcas de taxistas y conductores particulares mal aparcados que venían a esperar a los pasajeros del ferry que no tardaría en llegar.


Vuelta a Boston

Al rato llegó el ferry descargando todo su pasaje. Parece que ya acercándose el fin de semana bastante gente venía desde Boston a pasar unos días en el cabo. Nosotros un poco ya aburridos, pues vista Provincetown para alejarse un poco más y ver los faros de las playas o parte del parque natural de la punta del cabo se tiene que alejar uno bastante más caminando, estábamos listos para volver.

Aunque ya atardecía, las nubes del horizonte auguraban tormenta, y así fue como a medio trayecto empezó a caer un buen aguacero. Suerte que íbamos en un barco cubierto, pero incluso llegando a Boston se veía a lo lejos su skyline iluminado por los destellos de los relámpagos. Creíamos que nos mojaríamos bastante para salir.

De forma inverosímil, resultó que en Boston no llovía, si no que lo que estábamos viendo a lo lejos era más bien una tormenta eléctrica pese al aguacero que nos había caído en medio de la bahía. Nuestro plan para acabar el día, llegando ya a las 21h como hicimos, era ir a cenar a algún buen sitio del Seaport Boulevard, ya que no habíamos comido gran cosa que digamos en prácticamente todo el día.

Elegimos Del Frisco's, una (supongo) cadena, que más tarde descubriríamos que estaba presente también en Nueva York, Filadelfia y Washington, y cuya especialidad es la preparación de gruesos steaks al grill. Toda una delicia para compensar el ayuno, en un restaurante bastante posh y abarrotado de escandaloso público.


Referencias

Para acabar, algunos de los sitios de información sobre el transporte a Provincetown y las excursiones de avistamiento de ballenas con las compañías aquí mencionadas.

Bay State Cruise: Ferries de Boston a P-Town
Ferries rápidos con salidas desde 8:30h y última vuelta a 19:30h.
Sitio web: https://baystatecruisecompany.com/

Whale Watch: Avistamiento de ballenas
Compañía con base en Provincetown para el avistamiento de ballenas.
Sitio web: https://whalewatch.com/

Del Frisco en Boston
Un fantástico sitio en donde cenar un buen steak después de un largo día de excursión
Sitio web: https://delfriscos.com/steakhouse/boston/

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