California Dreamin': Miedo y asco en Las Vegas

Hallábase Gatto sentado a la barra de uno de los muchos bares del hotel casino Planet Hollywood gastando sus Wiskas en la máquina del video póker, invitado por el barman indio a su bebida, falsa cortesía y gancho para fomentar el vicio. Gatto bebe gintonic y pese a que está acostumbrado a algo mejor, siendo gratis no puede pedirse más. Apura su copa, llama al gran jefe indio de la barra y pide una recarga. Gran jefe indio decir a Gatto rostro pálido: Yo llenar si tu jugar video póker de dólar en dólar en vez de a cuarto de dólar. Gran jefe indio hacer perder Wiskas a Gatto con mayor rapidez... como Gatto diría... nopasana.

Tan vívida estampa es un claro ejemplo del funcionamiento de la ciudad del pecado, un lugar que apela y magnifica los más bajos instintos, un parque de atracciones temática de perversiones light: Juego, porno, alcohol, espectáculos bizarros, arquitectura megalómana, atracciones absurdas... Ahhh... Las Vegas, ese gran sitio en donde puedes ver a viejas a las seis de la mañana enganchadas a las tragaperras con su cubo de monedas pero no puedes beber una cerveza por la calle... no hay mayor escaparate del doble rasero de moralidad americana... ¡God bless America!

Sintiéndose Gatto intimidado por las croupiers ligeras de ropa y sus bailes sobre las mesas de Blackjack, tuvo bastante con afanarse y devanarse los sesos frente a la máquina del videopóker y conversar con el Gran Jefe Indio con sus gintonics aguados. Ante la magnificencia y decrepitud de Las Vegas, su basto poderío y omnipotente iluminación (en medio del desierto en un sitio donde no hay ni agua ni energía, salvo la presa Hoover que es la que alimenta a la bestia), Gatto se siente obligado a dedicar por lo menos un par de posts, si no tres (ya veremos) a la fabulosa Las Vegas... allá vamos.


La histórica ruta 66

Con un recorrido de casi 4.000 kilómetros desde Chicago a Santa Mónica, la calle principal de Estados Unidos o madre de todas las carreteras como se la conoce, la Ruta 66 formaba parte de la red original de carreteras interestatales de Estados Unidos hasta la aparición de las grandes autopistas, por lo que representa una ruta histórica que sustentaba por si sola todas las poblaciones que atravesaba.

Graffitis en la ruta 66

Uno de los sueños de Gatto es recorrer una vez en su vida la Ruta 66 a lomos de un Mustang rojo escuchando música new retro wave, pero hasta que eso pase, este viaje me dió la oportunidad de recorrer algunos de los trechos de la ruta histórica, aprovechada ahora como un gran reclamo turístico con tiendas temáticas de la ruta. En particular, el trozo que recorrimos es el que atraviesa en parte Arizona por Seligman, en el trecho Seligman-Peach Springs-Oatman-Topock (230 km.) de vuelta hacia la costa oeste para acabar en Santa Mónica.

Betty Boup, ¡que señora!

Tras visitar algunas tiendas de souvenirs y hacernos unas fotos con algunos motivos de la ruta histórica y otros no menos históricos personajes, continuamos nuestro camino hacia Las Vegas cruzando el Valle de la Muerte... El hombre de negro huía a través del desierto, y el pistolero iba en pos de él.


La llegada

Primero de todo, soy consciente que pese al título de la colección de posts California Dreamin', inspirado en la famosa canción de The Mama's & The Pappas con la que Forrest Gump escribía cartas a Jenny, Las Vegas, lejos de ser una ciudad sin ley forma parte del gran estado de Nevada, "The Silver State", y también su ciudad más grande, famosa por la legalidad del juego y por que lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas.


Atravesando el desierto desde el Gran Cañón y pasando cerca de la presa Hoover que abastece de agua y electricidad a la gran ciudad en medio del desierto, entrábamos a media tarde por el Strip (la calle principal) de Las Vegas viendo ya el psicodélico panorama: hoteles temáticos ambientados en el antiguo Egipto, la Edad Media, volcanes e incluso uno con su propia montaña rusa... todo muy normal.

El Bellagio

Los hoteles son tan mastodónticos realmente que nuestro autobús fue engullido por nuestro hotel. Íbamos a alojarnos en el hotel Planet Hollywood y para parar, nuestro autobús se bajo a los sótanos que quedan por debajo del nivel del suelo, en donde están las entradas a los grandes hoteles y los autobuses pueden parar a dejar su carga.

Después de un rato de espera para conseguir nuestra llave y hacer el check-in, descubrimos que nuestra habitación estaba dedicada al gran Sylvester Stallone. El hotel Planet Hollywood es un hotel temático dedicado al mundo del cine, en donde cada habitación está decorada con diferentes motivos del actor o actriz a la que está dedicada, por lo que en nuestro caso había fotos de Sly y pósters de sus películas, así como otros objetos originales de las películas como las botas que usó en Máximo Riesgo.

No, no es París

Para acceder a las habitaciones o a cualquier sitio de hecho, sieeeempre se tiene que atravesar el casino o los pasillos de tragaperras, una clara invitación a echarle unas fichas a algo. En el propio hotel también se anuncian algunos espectáculos, ya que cada hotel tiene su propio auditorio en donde se ofrecen los shows del Circo del Sol, cantantes como Barbara Streisand o Celine Dion, otros de magia como los de David Copperfield, y algunos otros directamente de porno en vivo.


Espectáculo y corto paseo

Prácticamente ya anochecido cuando nos establecimos, para aprovechar lo que quedaba de día decidimos precisamente atender a uno de los espectáculos de David Copperfield que se ofrecían en el cercano hotel de la MGM. En un auditorio inmenso, al estilo los magos de la películas "Ahora me ves", David hacía desaparecer un coche entero delante del pasmado público.

El Planet Hollywood

Tras disfrutar del espectáculo, bastante satisfactorio en cuanto a duración pero algo caro, paseamos por los hoteles cercanos a nuestro alrededor por las calles, hasta que nos volvimos a cenar algo antes de irnos a dormir para dedicarnos a ver a fondo por libre Las Vegas al día siguiente.

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