California Dreamin’: La llamada de la naturaleza

Nuestro camino de Las Vegas de vuelta hacia la Costa Oeste, nos iba a llevar primero durante el día a hacer una parada, corta, eso si, en el famoso parque de Yosemite, en el que en realidad poca cosa podríamos hacer en tan poco tiempo, siendo en realidad, y francamente, una parada un tanto estúpida, por lo que esta entrada será corta.

Vale... no parezco muy positivo en esta ocasión, y algo tendrá que ver mi estresado estado de ánimo por el que he tardado algo más de lo habitual en continuar con mis entradas de esta colección, pero esa es la realidad, Yosemite es sin duda un lugar que merece la pena pero para perderse unos días por sus caminos, hacer senderismo y disfrutar de la naturaleza... desde la casa del guarda en su entrada poca cosa se puede hacer... aún así veámoslo.


El parque nacional de Yosemite

Salíamos pronto por la mañana dispuestos a devorar kilómetros con nuestro autobús, para llegar hacia el mediodía al parque nacional, en donde recorreríamos la parte correspondiente al Valle de Yosemite, que se extiende a través de la cordillera montañosa conocida como Sierra Nevada. El parque en si, destaca por sus acantilados de granito, ríos y lagos cristalinos y una gran variedad de flora y fauna, con unas alturas que se mueven en según que zonas desde los 700 metros hasta los 4.000 en las cimas de sus mayores picos.

Cataratas de Yosemite

Fue declarado patrimonio de la humanidad de la Unesco en 1984 y la mayor parte de su territorio tiene la calificación de territorio salvaje. No obstante, el Valle de Yosemite, que representa menos del 1% de la extensión del parque, es el lugar (como nosotros) en donde permanece la mayor parte de visitantes que acuden al parque, aproximadamente 3 millones cada año.

Catarata cercana al Valle

Desde el valle puede vislumbrarse el llamado Capitán, un acantilado de granito popular para la escalada, así como famosos son los bosques de secuoyas gigantes que pueden verse en los bosques de alrededor. Desde el mismo valle y su centro, pueden verse también diferentes cascadas y saltos de agua que caen desde los altos acantilados, bajando alguno de ellos hasta prácticamente la entrada del valle.

El capitán

En un par o tres de horas que iba a durar nuestra parada, poca cosa más que comer algo en el llamado poblado de Yosemite Valley podía hacerse, a lo sumo contemplar los lejanos saltos de agua y los restos de nieve de las cumbres que dan nombre a la sierra.


La noche en Fresno

De nuevo en marcha, nuestro destino para aquella noche iba a ser Fresno, pues la distancia a San Francisco en donde pasaríamos nuestros últimos días, aún era grande como para hacerla del tirón. Por la carretera nos encontrábamos de nuevo con esos gigantescos camiones americanos, tras dejar atrás el Valle de Yosemite.

Camionazos

Una vez llegamos, para colmo, Fresno es una pequeña ciudad totalmente carente de interés sobre la que prácticamente fuimos invitados a no salir de nuestro hotel (!?) como si hubiera algún tipo de problema en cuanto a la seguridad, por lo que nos dedicamos a permanecer en nuestro hotel, el Radisson Blue Inn, a tomar una cena ya por otro parte tardía por la hora a la que llegamos.

Así pues, sin mucho más que hacer, fuimos a dormir para descansar del largo día de autobús, largos días en general que ya hacían mella en nuestro soporte. Al día siguiente partiríamos a San Francisco para llegar por la tarde, y pasar los últimos tres días de nuestro viaje.

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