California Dreamin': Baywatch

Como lo prometido es deuda y me debo a mis lectores, empiezo esta nueva colección de posts con la preparación mental adecuada después de ver películas inspiracionales como Forrest Gump o Superdetective en Hollywood. Lo cierto es que han sido un par de semanas de bastante estrés, que me han obligado a abandonar temporalmente mi labor divulgativa en Gattotrips, pero aquí estoy de vuelta y traigo conmigo… ¡la Costa Oeste de Estados Unidos! Desde los Ángeles a San Francisco, pasando por el Gran Cañón y atravesando el Valle de la Muerte hasta la fabulosa Las Vegas, y mucho más que iremos viendo en las próximas entregas. ¡Gatto viaja, gatto sabe, gatto te explica donde ha estado!


El viaje

Definamos las condiciones de contorno. El marco temporal de este viaje fue por allá el mes de Mayo de 2011, mes en que el calor en California es aún tolerable, y probablemente sea la primavera la mejor época para visitar la Costa Oeste. Aún en mayo, en lugares como Los Ángeles las temperaturas alcanzaban ya los 35ºC, por lo que en verano debe ser infernal.

En cuanto a la organización del viaje, siendo la primera vez que iba a la Costa Oeste (aunque la segunda a Estados Unidos), nos decidimos por lo cómodo y llevábamos una ruta organizada que nos llevaría por todos los lugares de los que hablaré, con lo que el transporte ya lo teníamos resuelto. En muchos de los lugares las visitas eran con días enteros de tiempo libre a nuestra disposición, por lo que en ese sentido podíamos organizar ese tiempo en cada sitio a nuestro libre albedrío.

Recuerdo sin duda que lo peor del viaje fueron las interminables y maratonianas sesiones de autobús en interminables recorridos a través del monótono paisaje del desierto de Nevada, Valle de la Muerte, etc… y es que las distancias en Estados Unidos son muy largas y es la parte que más pesada se hace. En este sentido, para quien se atreva, quizás es más recomendable disponer allí de su propio coche y moverse libremente, ya que las carreteras son buenas y excepto para entrar a las grandes ciudades, el tráfico es soportable y los americanos bastante decentes conduciendo.

Nuestra llegada iba a ser a través del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, al que íbamos a llegar con conexión a través de Ámsterdam en un vuelo de KLM. Para volver, lo mismo, a través de Ámsterdam pero desde San Francisco, la que sería nuestra última visita, con una escala más larga en la capital holandesa, pero que al menos nos evitaría el susto de la ida, en el que casi perdemos el avión Ámsterdam-Los Ángeles debido a un retraso en el vuelo anterior desde Barcelona con Vueling (siendo compañías aéreas diferentes no esperan a pasajeros rezagados que tengan que hacer conexiones evidentemente…), gracias a lo que tuvimos que cruzar a la carrera el aeropuerto de Schipol en Ámsterdam, que no es precisamente pequeño.

Tras aproximadamente 13 horas entre los dos vuelos, aparecimos sobre el mediodía en el aeropuerto internacional de Los Ángeles, en donde nos esperaba nuestro transporte para llevarnos al que sería nuestro hotel en LA, el Sheraton Wilshire Grand en la calle 7.


Los vigilantes de la playa

Con jet lag y todo, había que aprovechar lo que quedaba del día, pues no eran ni las doce del mediodía aún cuando nos establecimos en nuestro hotel, así que pensamos que podía hacerse por lo que quedaba de día. Teniendo en cuenta que el día siguiente y el otro íbamos a dedicarlo a Los Ángeles, la respuesta vino por si sola: lo mejor que podíamos hacer en el medio día que nos quedaba, era acercarnos hasta Santa Mónica, a unos 20 minutos en taxi de la ciudad a orillas del Pacífico.

¡Michael! ¿Dónde estás?

Santa Mónica es una localidad separada de Los Ángeles famosa por su muelle y atracciones que allí se encuentran, aparte de ser el final (o principio, según se mire) de la legendaria Route 66, de la que íbamos a recorrer tramos en los días posteriores. Y no menos famosas son sus playas, Muscle y Venice Beach, nada más y nada menos que las playas de David Hasselhoff y los "Vigilantes de la playa", y en donde según la leyenda se descubrió a personajes como a Hulk Hogan o a Arnold Schwarzenegger... nada más ni nada menos.

Pier de Santa Mónica

Frente a las playas se puede recorrer de hecho el mítico Ocean Drive, que une las playas de Muscle y Venice, separadas por el muelle de Santa Mónica en donde se puede ver el parque de atracciones antiguas y las señales que marcan el fin de la ruta 66. Tras dar una vuelta por el muelle y ver de cerca sus atracciones, las más atractivas la montaña rusa y la noria que desde lejos dan su silueta característica al parque, nos fuimos a comer a uno de los pequeños restaurantes de Ocean Drive para continuar nuestro paseo por la tarde por Venice Beach.

La playa de Santa Mónica

El barrio de Venice debe su nombre al millonario comerciante de tabaco que fundó el barrio y pretendía convertirlo en una pequeña Venecia, por lo que es interesante dar un paseo y ver algunos de sus canales entre las grandes mansiones. Aquí es donde puede encontrarse en la propia playa los conocidos aparatos de musculación al aire libre, siempre usados por algunos guaperas de playa.

Venice Beach

Es aquí donde puede verse también las características casetas de la serie de los vigilantes de la playa frente al océano, si bien lo cierto es que ni desde lo lejos tuve ocasión de encontrarme con ninguna rubia explosiva con un bañador imposiblemente ajustado llevando el característico salvavidas en sus manos... una pena.

La noria del parque de atracciones del Pier

Tras prolongar un poco más nuestro paseo, nos cogimos un taxi de vuelta ya que estábamos agotados... quizás eran las seis de la tarde pero para nosotros era ya muy tarde madrugada, por lo que volvimos un rato al hotel a descansar algo antes de ir a cenar. Por desgracia, no sabíamos que los atascos de la carretera de Santa Mónica a Los Ángeles son monstruosos y algo frecuente a esas horas de la tarde, por lo que nuestra vuelta en taxi se prolongó durante una hora o más, y se encareció otro tanto. Ahora Ocean Drive me suena más a un tema del estilo new retro wave del grupo Miami Nights 1984, ¡pero puedo decir que de verdad estuve!


Para cenar no nos fuimos demasiado lejos y probamos un restaurante italiano llamado la Bottega de Louie cerca de nuestro hotel. Allí probamos por primera vez en nuestro viaje el delicioso vino blanco californiano del Valle de Napa. Ya totalmente KO con el añadido del vino, nos fuimos a dormir para hacer el descubrimiento de la ciudad al día siguiente.

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