Bajo el sol de la Toscana: Tras los pasos de Ezio Auditore

Si el anterior había sido un día intenso en cuanto visitas, la intención para este era tomárselo con más calma y recorrer una serie de localidades aproximadamente en la misma línea recta desde el primer pueblo que visitáramos por la mañana hasta el que usáramos esa noche como base, ya en el centro mismo de la Toscana todos ellos.
Así que sin necesidad de levantarnos ya tan temprano, recuperamos nuestro coche del aparcamiento subterráneo cercano al hotel en Pisa donde lo habíamos dejado la noche anterior, y nos dirigimos a nuestro primer destino del día, Volterra.


Volterra, encrucijada de culturas

Tras aproximadamente hora y media, y encaramándonos a algunas montañas atravesando incluso algunos retazos de niebla, llegamos a Volterra, dominando la cima de una montaña a 403 metros sobre el nivel del mar en el corazón de la Toscana. La parte más elevada de la localidad, la antigua, rodeada aún de sus murallas, se alza hasta una altura de 545 metros sobre el nivel del mar, y es allí hasta donde llegamos con nuestro coche, pudiendo aparcar en uno de los estacionamientos junto a las murallas. Gracias a que suele madrugar aunque cueste, Gatto llega a los sitios cuando no hay nadie y se va cuando llegan las hordas de turistas, consiguiendo una experiencia mucho más grata casi siempre.

Volterra sobre la colina

En el interior de la parte antigua de Volterra, dentro de sus murallas, y alrededor de estas, hay multitud de vestigios de las diferentes culturas que poblaron en la antigüedad este asentamiento… habitada desde el neolítico, la civilización más antigua que dejó su huella fue la de los etruscos, de la que se conserva la Porta all’Arco de su muralla o la necrópolis etrusca. Más tarde, bajo la dominación romana, se erigirían edificios públicos como atestiguan las ruinas romanas del teatro y otros vestigios.

Ruina romanas

No obstante, pese a estos vestigios aquí y allá, el aspecto de Volterra y su núcleo antiguo amurallado es predominantemente medieval, con grandes iglesias con torres y grandes edificios de piedra contenidos en sus murallas del siglo XII, si bien el elemento renacentista se evidencia también en alguno de sus palacios sin desentonar con el aspecto medieval reinante.

Calles medievales

A destacar el atípico desayuno que nos tomamos en la Piazza dei Priori a la sombre del palacio con el mismo nombre, en una terraza de una heladería artesada y consistente precisamente en eso mismo, helado de avellana, "nocciola"... los helados son otro de los placeres disfrutables en la Toscana, y en Italia en general.


San Gimignano, el pueblo de las torres

En donde además, hablando de helados, existe una heladería en la plaza de San Gimignano en donde supuestamente se vende el mejor helado del mundo (con certificado que así lo atestigua...) por lo que había una cola brutal a todas horas, y decidí prescindir de esa gustativa experiencia teniendo en cuenta que ya había desayunado helado y que no estuvo tan mal.

Algunas de las torres en San Gimignano

Antes de dirigirnos hacía San Gimignano, nuestra siguiente visita, lo que si hicimos es parar a comer en un lugar recomendado por una amiga del trabajo. Lo cierto es que estuvimos arriba y abajo dando vueltas con el coche hasta encontrarlo, pues no está realmente en ningún pueblo, si no que es un establecimiento llamado Ristorante La Terrazza Montaine cerca de Gambassi Terme... todo muy bueno, ¡pero una lentitud abrumadora!

Así pues, con el estómago lleno y más tarde de lo que nos habría gustado, seguimos nuestro camino hasta llegar a San Gimignano, posiblemente una de las localidades más renombradas de la Toscana, famosa por sus altas torres y murallas que datan del siglo XIII y rodean todo el recinto de la villa. Al ser un sitio tan turístico, cuenta con multitud de aparcamientos alrededor, en el exterior de las murallas, y fue uno de los pocos en los que tuvimos que ir a uno de los aparcamientos un poco más alejados para poder dejar el coche y visitar el lugar.

La entrada a través de sus murallas, lleva a través de una calle de casas de piedra a lado y lado a su plaza central, llamada Piazza de la Cisterna, en donde entre otras tiendas de recuerdos y mercachifles varios que infectan el lugar, se halla la archirenombrada gelatería ya mencionada.

En su casco antiguo, se alzan aún 14 torres de las que ya expliqué en el post anterior que simbolizaban la influencia y riqueza de las familias que las alzaban... y las de San Gimignano a parte de aguantar el paso del tiempo desde su construcción siglos atrás, son particularmente altas.

A parte de las torres, alguna de las cuales hasta puede visitarse si se tiene el ánimo de subir unos cuantos cientos de escalones, otros lugares de interés son algunas de sus muchas iglesias, y los pequeños establecimientos en donde se puede degustar el vino típico del lugar, un blanco delicioso llamado Vernacchia de San Gimignano, de gran prestigio no solo en la región si no en el mundo.

Yo la tengo más alta

Conviene también alejarse un poco del centro y de las torres y subir un poco hacia el pequeño parque que lleva a la cima de la colina en donde San Gimignano se asienta, pues desde allí se puede tener una vista panorámica de sus torres y casco antiguo, que evoca a los tiempos pasados y permite imaginar estar contemplando como debía ser el lugar en tiempos remotos, con el marco del paisaje toscano de fondo.

Sería este el primer día y en particular la primera visita, en la que me di cuenta como se acaba explotando turísticamente cualquier cosa, y es que los aficionados a los videojuegos reconocerán, que muchos de los lugares de la Toscana de los que hablo en este post y hablaré en próximos, son escenario de la segunda parte de la famosa saga de videojuegos Assassin's Creed. En particular en este, ambientado durante el Renacimiento y protagonizado por una familia Toscana de Florencia, se retratan muchos de los lugares de la época, incluída la propia Florencia, y siendo uno de ellos San Gimignano... así que atentos a ver quien ve a Ezio saltar desde las torres (flasheado me ha dejado el vídeo).



Ya hacia el atardecer, nos dirigimos ya hacia la que sería nuestra última visita por aquel día, otro pueblo encaramado a una colina, que si bien puede ser alcanzado usando su funicular, es posible subir hasta la cima por una estrecha y maltrecha carretera, aparcando como mejor se pueda a sus puertas... ese pueblo es Certaldo, o más concretamente, Certaldo Alto.


En la mitad de la nada Toscana

Después de pelearme otra tanto rato con el GPS para encontrar una ruta alternativa que permitiera subirnos a la parte alta de Certaldo esquivando las obras en varias calles que incluía nuestra ruta, conseguimos encontrar la carretera que puede seguirse para subir hasta la cima de la colina... dudando si no nos estábamos metiendo en un camino rural, ya que la carretera era mitad tierra mitad asfalto gastado, pero rodeada de un entorno campestre muy atractivo, desde el que además antes de llegar se ve el Certaldo Alto desde la distancia.

Llegando a Certaldo Alto

La parte alta se trata de otra pequeña villa, no más grande apenas que su calle principal, desde la que puede admirarse la panorámica del paisaje toscano, e imaginar como sería la vida en un pueblo de calles y casas de piedra roja. Al atardecer sus colores rojos resultan ciertamente atractivos, y bien merece un paseo si se está por la zona.

Calles y casas de piedra roja

Cansados ya después de toda la jornada de visitas, nos sentamos un rato a disfrutar de un refresco. A esas alturas nos dimos cuenta también de como aún en el mes de abril, al irse el sol, todavía las tardes y noches son frescas, por lo que acabado nuestro refresco, nos volvimos para ahora si, ir a buscar nuestra guarida para esa noche... y perdernos otra vez... y mucho: nuestro establecimiento para aquella noche era un agroturismo en algún lugar alrededor de Castelfiorentino, y hasta que encontramos el camino correcto para acceder a él, estuvimos dando un buen rato vueltas (de nuevo... maldito GPS).


Resumen de la etapa

Otro buen y largo día aprovechado en el mismísimo corazón de la Toscana. Se pueden ver en el mapa los lugares de interés comentados y la ruta trazada de unos a otros.


Paradas
Pisa - Volterra: 65km (1h30min).
Volterra - San Gimignano: 30km (45min).
San Gimignano - Certaldo Alto: 22km (30min).
Certaldo Alto - San Miniato (Castelfiorentino): 10km (15min).

Hotel
Para una de las noches en la Toscana tenía ganas de visitar y pernoctar en uno de los muchos agroturismos que hay en la zona apartados de núcleos de población importantes. Este, Villa Sonnino (****), literalmente en medio de la nada, resultó ser una espléndida villa de grandes habitaciones tipo apartamento, con restaurante y otros servicios como bar terraza etc... un tanto desangelado imagino por las fechas. Quizás por tratarse para este tipo de negocio de temporada baja, el precio fue bastante ajustado, e incluso en nuestra habitación nos encontramos con una botella de vino spumante de regalo... nada mal.

Villa Sonnino (****)
Via Castelvecchio, 11
56028 San Miniato, Italia

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