Bajo el sol de la Toscana: Pietrasanta, Pistoia, Lucca y Pisa

Al amanecer del tercer día no estábamos tan lejos ya de la región por la que íbamos a movernos los próximos días, la fantástica Toscana, de la que íbamos a empezar a disfrutar de sus paisajes, localidades y también alguna que otra pequeña ciudad ese mismo día, para esa noche dormir ya en una de las ciudades insignia de la Toscana y epicentro renacentista: Pisa.

Siguiendo la carretera de la costa hacia el sur, y dejando atrás la Liguria con La Spezia como última ciudad destacable, nos introdujimos en la Toscana a través de la región de Carrara, famosa desde tiempos romanos por sus mármoles usados desde tiempos antiguos. Algo más al sur, cerca de la costa, llegaríamos a Pietrasanta, nuestra primera visita de la jornada. Nos había llevado poco más de una hora desde Rapallo, nuestra base durante la noche anterior.


Primeras impresiones de la Toscana

Como su propio nombre parecería sugerir, Pietrasanta, en la costa norte de la Toscana y como parte de la provincia de Lucca, es otro de los pueblos relacionados desde tiempos antiguos con el bronce y el mármol, por lo que tiene estrechos lazos con el arte que se han perpetuado hasta nuestros días. No es de extrañar la abundancia de canteras y yacimientos de mármol en la región, pues en realidad hasta aquí llegan las estribaciones de los Alpes Apeninos, de los que se extrae esta piedra valiosa.

A nuestra llegada, intentamos dejar nuestro vehículo lo más cerca posible del centro histórico, encontrando para ello un amplio aparcamiento público al aire libre en el que por unas pocas monedas se podía dejar el tiempo necesario. Aquel domingo por la mañana, aún temprano, encontramos sitio de sobra para dejarlo.

Muchos pueblos de la Toscana tienen similares lugares de interés, alrededor de la plaza de su Duomo, suelen alzarse las casas más antiguas, y se abre a su alrededor cada villa de calles estrechas con sus propias singularidades: su castillo, su ubicación elevada que permite contemplar la panorámica de los alrededores, sus torres o antiguas murallas... cada una tiene su único y propio encanto que las hace disfrutables, unidas por rasgos comunes característicos que definen su identidad, pero con sus propias diferencias que hacen merecedera una visita.

Iglesias, coches y desconcertantes pimientos

En el caso de Pietrasanta, como primera pequeña localidad visitada, destaca su calle principal que lleva hasta la plaza de su catedral, San Martín, de arquitectura románica y gótica y un impresionante campanario. Allí en la misma plaza, encontramos varías exposiciones, una de ellas de coches italianos modernos y antiguos, Fiat y Alfa Romeo sobretodo.

Destaca así mismo, la presencia de algunas de algunas obras de arte (de las cuales no sabría decir si construidas con mármol de Carrara... una de ellas un desconcertante pimiento gigante), pues además famosos artistas que trabajan el mármol residen periódicamente en la zona y trabajan con este material.

Tras visitar el Duomo y entretenernos un poco con las exposiciones, tomamos un rápido desayuno en una pastelería de la misma plaza, y nos dispusimos a seguir la ruta que teníamos planeada para esa jornada. Después de una hora más al volante, llegábamos a Pistoia, en el interior al este de nuestra ubicación.


Pistola, Pistoia, Pistoya...

Unidas ambas localidades por la misma autopista, llegamos bastante rápidamente al que sería nuestro próximo destino, Pistoia, si bien cabe decir que las autopistas en Italia no son ni gratis ni baratas que digamos. Por suerte en los próximos días una vez nos introdujéramos más en las profundidades de la Toscana eso cambiaría, y no necesitaríamos usar autopistas, si no que más bien nos perderíamos por carreteras rurales que unen pequeñas villas.

Puto estilo toscano

Pistoia, lugar de paso de la Vía Cassia y antigua colonia romana desde el siglo VI a.C., cumple perfectamente con el esquema toscano descrito en cuanto a lugares de interés. Es algo más grande como para ser calificado de simple pueblo como en el caso de Pietrasanta, pero sigue siendo una pequeña ciudad, más industrializada, en la que destaca de nuevo la plaza de su Duomo del siglo XII-XIII, así como algunos otros edificios destacables en cuanto a su arquitectura alrededor de esta plaza.

Como aún era razonablemente pronto, antes de comer decidimos avanzar hacia nuestro próximo lugar a visitar, y buscar algún sitio interesante para comer tranquilamente. Ese sitio sería Lucca, al que dedicaríamos toda la tarde, una de las primeras ciudades más grandes de la Toscana que visitaríamos.


Hasta luego Luccaaa!

Perdón... no he podido contenerme. A escasa media hora de Pistoia por la autopista, y ya de vuelta hacia Pisa, donde dormiríamos esa noche, llegamos a Lucca, en donde aparcamos en uno de los muchos aparcamientos que hay alrededor de su muralla, pues además todo el centro histórico está restringido a la circulación, por lo que no se puede acceder sin un permiso que imagino será solo para residentes, más allá de los muros de la antigua ciudad medieval.

Catedral de Lucca

En efecto, lo primero que impresiona a la llegada a Lucca son sus imponentes murallas, conservadas desde siglos pasados y rodeadas de su correspondiente foso, convertidas en parque y paseo por el que poder rodear la ciudad siguiendo sus muros. Lucca es tan antigua que su orígen se remonta al de los primeros pobladores ligures, anteriores al Imperio Romano, si buen fue famosa además en aquellos tiempos por el encuentro que Julio César, Pompeyo y Craso allí tuvieron.

Es precisamente en el antiguo foro romano, en donde se alza probablemente su más atractivo monumento, la iglesia de San Miguel en Foro, una basícilica de característico románico toscano, en la plaza del mismo nombre, rodeada por antiguos edificios medievales que transportan a la época pre-renacentista.

San Miguel en Foro

Otros vestigios de ese mismo pasado romano, se pueden encontrar en la plaza del anfiteatro, una plaza literalemente de forma esférica, en la que si bien es difícil reconocer cualquier rastro de arquitectura romana (aunque los hay), su inconfundible geometría elíptica delata su verdadero orígen como antigua arena de Lucca. Hoy en día los gladiadores han sido sustituídos por una gran cantidad de restaurantes con agradables terrazas de las que disfrutar de la panorámica de la plaza.

Plaza del Anfiteatro

Otra insigne plaza, es la de San Martín, en donde se encuentra la catedral, otro gran templo dedicado al mismo santo, San Martín de Tours, y otro ejemplo de característica arquitectura toscana con su gran campanario. Lo cierto es que se tiene que ir con cuidado y buena orientación pues acaba siendo fácil perderse por sus estrechas y sinuosas calles.

No puede dejar de nombrarse la importancia que las familias ricas toscanas en particular, durante el Renacimiento, daban a las torres, como símbolo de riqueza, y como existía una competición sobre la que quizás Freud tendría mucho que decir, sobre quien era capaz como símbolo de opulencia, de construir una torre más grande y quizás hasta exótica, como sería el ejemplo de la torre Guinigi con su jardín en su cima.

Vistas desde la torre Guinigi

Llamada así por el nombre de la familia que la construyó en el siglo XIV, se convirtió esta en un símbolo del Renacimiento en Lucca y marca de identidad de la ciudad, siendo además una de las pocas torres que quedan en pie en Lucca de aquella época, y siendo visitable pudiendo subir a tu cumbre para contemplar la panorámica de la ciudad.

Antes de que fuera más tarde, decidimos encaminarnos hacía nuestra base para aquella noche, Pisa, a la que aunque está bastante cerca tardaríamos un poco más en llegar debido al tráfico. Nuestro hotel estaba algo apartado, por lo que si queríamos dar un paseo hasta la zona de los monumentos aún de día, tendríamos que apresurarnos un poco.


Pisa, primer epicentro del Renacimiento

A las siete de la tarde pasadas, conseguimos llegar después de superar el tráfico de entrada a una ya gran ciudad de la Toscana, capital de la provincia de su mismo nombre. Cabe decir que a Pisa podría (y debería) dedicársela sin duda un día entero, pero como era esta la segunda vez que visitaba esta ciudad, decidí usarla como base para esa noche y contemplar de nuevo sus famosos monumentos bajo la luz del atardecer.

En efecto, en la famosa Piazza dei Miracoli, Patrimonio de la Humanidad, se encuentra la catedral románica con su famoso e incondundible torre del campanario inclinada, más conocida como Torre de Pisa, así como el Baptisterio y camposanto monumental, todos ellos en estilo románico pisano, construidas en mármol con puertas de bronce.

La famosa torre que no necesita presentación

En realidad, la inclinación de la famosa torre se produjo desde el momento mismo de su construcción y es debida a las peculiaridades del terreno en el que se asienta, que hace que no solo la torre del campanario esté inclinada, si no algunas otras torres y edificios de la ciudad menos vistosos y famosos. La ciudad se asienta sobre terrenos pantanosos, que causan que el peso de los edificios se asiente sobre el terreno... en algunos casos de forma totalmente erguida.

El baptisterio, o colosal mona de Pascua

Por Pisa pasan además dos ríos, el Arno y el Auser, con varíos puentes que los cruzan y dividen la ciudad en diferentes barrios. Cerca del río se encuentran las grandes avenidas alrededor de las cuales se puede ver la ópera y numerosos y animados restaurantes y cafés.

Catedral de Pisa en la Piazza Dei Miracoli

Tras dar una vuelta para ver la zona de los monumentos a la luz del atardecer, fuimos a uno de estos restaurantes a disfrutar de una fantástica tagliata, carne de ternera cortada con parmesano por encima y rúcula, lo mejor para ir a dormir feliz con el estómago lleno. Al día siguiente pondríamos rumbo al corazón de la Toscana, en donde visitaríamos en los días siguientes, míticos lugares de la región.


Resumen de la etapa

Un día movido de un lado para otro, pero en localizaciones relativamente cerca. En el mapa puede verse la ruta de entrada en la Toscana, y el circuito realizado entre las ciudades comentadas.


Paradas
Rapallo - Pietrasanta: 115km (1h30min).
Pietrasanta - Pistoia: 76km (1h).
Pistoria - Lucca: 48km (45min).
Lucca - Pisa: 21km (30min).

Hotel
Para esa noche teníamos habitación en el Hotel La Pace (***), que aunque por su entorno apartado y raruna entrada a través de unas galerías comerciales puede parecer que da un poco de miedo, ofrece espaciosas habitaciones tipo apartamento, aunque sean algo anticuadas.

Hotel La Pace (***)
Viale Antonio Gramsci galleria B, 14,
56125 Pisa PI, Italia

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