Bajo el sol de la Toscana: Descubriendo Siena

Suelo decir de broma cuando vuelvo de vacaciones que vuelvo a necesitar otras después para recuperarme de estos viajes, y a veces en realidad no es para menos, pues estaremos de acuerdo en que aunque placentero también acaba siendo agotador, sobretodo al final de los largos días, y más con la vorágine automovilística del día anterior y tanta confusión de arriba, abajo, ¿por dónde diablos se entra al hotel?

Ese día por ello, al menos iba a ser más relajada la jornada, ya que nuestro plan consistía en dejar el coche quieto de una puñetera vez, y dedicarnos a descubrir Siena tranquilamente. Además, nos permitimos levantarnos a horas más civilizadas para estar en vacaciones, y tras nuestro desayuno, por una vez incluido con el hotel, nos dispusimos a ponernos en marcha. El único inconveniente, es que al estar el hotel donde Cristo dio las tres voces, no era especialmente aconsejable irnos andando hasta la parte interesante de Siena, si no que lo más recomendable era tomar un autobús que dejaba a un paso de la Piazza del Campo, así que eso es lo que hicimos.


Siena de día

Para visitar los lugares más destacables de Siena, lo más cómodo es hacerse con una de las fórmulas ofrecidas en la Oficina de Turismo, en la propia Piazza del Duomo, que permite el acceso de visita a varios de los monumentos más representativos de la ciudad: el Duomo, Baptisterio, Cripta, Museo de la Opera, Torre Panorámica frente al Duomo... nosotros escogimos una de estas fórmulas para visitar algunos de estos monumentos, empezando por Santa María de la Scala, un antiguo hospital orfandad convertido en museo. En él se pueden visitar dentro de las estancias del antiguuo hospital, diversas obras de arte, como pinturas y alguna que otra atractiva escultura, además de visitar sus estancias subterráneas. Después de dar una vuelta nos fuimos a lo que queríamos ver por dentro de verdad, el Duomo.

Panorámica del Duomo y la Plaza

Llamado de Santa María Assunta, en estilo gótico italiano y planta en cruz, es junto a todo el centro histórico de Siena, parte de la ciudad declarada como patrimonio de la humanidad por la Unesco. En su interior las naves se dividen con arcos de medio punto, destacando su decoración de mármoles claros y oscuros tan característico del gótico italiano, comparable a otros duomos como el de los mármoles policromados de Florencia. Aparte de sus altos techos, tiene en su centro la linterna o cúpula, octogonal en su alzado y circular en su término. En el exterior, en el mismo estilo de mármoles claros y oscuros (de hecho el blanco y negro son los colores de la ciudad de Siena) se alza su campanario a la derecha de la planta principal.

En el propio interior de la catedral, se halla el acceso a la librería Piccolomini. Importante tener en cuenta este dato para no volverse loco buscando el acceso en el exterior como parecen sugerir las indicaciones. Estas son unas salas ricamente decoradas en dorados y pinturas, con una colección de antiguos volúmenes y otros objetos... todo muy gótico y recargado.

Una librería muy gótica

En la misma plaza, a la derecha de la entrada principal a la catedral, puede visitarse el museo de la Ópera, que da acceso además a la torre de observación panorámica frente al Duomo, accesible por una estrecha escalera desde su nivel superior, tras hacer cola unos minutos, ya que el acceso está limitado a un máximo de personas al mismo tiempo, y se tiene que esperar a que baje la gente para poder subir.

Las vistas panorámicas desde la torre son fantásticas, viendo el Duomo al completo y la Piazza desde su parte superior, así como la torre de la Piazza del Campo y una vista de 360º de Siena en general. Esta torre en realidad debía ser parte de una ampliación del a propia catedral, las obras de las cuales quedaron paradas en el siglo XIV a causa de la peste negra, tras lo que fueron definitivamente abandonadas.

El museo de la ópera en la torre del observatorio

El Baptisterio, en la parte posterior de la catedral bajando por las escaleras que llevarían hacia la zona de la Piazza del Campo, es otro de los anexos del edificio central de la catedral que puede visitarse para ver su pila bautismal en otro lugar recargadamente decorado... cosas del gótico.

Deleitados y hambrientos frente a tanto arte, nos dirigimos a la Piazza del Campo, a sentarnos en una terraza y tomar un aperitivo contemplando el Palacio Comunal con su gran torre. Esta es una de las plazas medievales de Europa mejor conservada, famosa además por la celebración del espectáculo con caballos de Siena (carrera de caballos del Palio) en los meses de verano.

El Palacio comunal

Se trata de una amplia plaza en forma de concha, centro neurálgico del casco antiguo de Siena, donde se situaba en el siglo XIII el mercado que servía de punto de encuentro de las comunidades que formaban Siena. A un lado de la plaza, cerca del Palacio Comunal, se erige la fuente Gaia, que traía antiguamente agua a la ciudad, y es otro de los símbolos de Siena.


Ruta del Chianti

Tras comer tranquilamente en otro de los restaurantes de la plaza, nos planteamos qué hacer por la tarde. Como estábamos un poco cansados de andar de aquí para allá y ya habíamos visto los lugares más representativos, decidimos hacer una ruta en coche por los pueblos de los alrededores, famosos por su vino tinto, el Chianti, de renombrada fama internacional.

La ruta lleva por pequeñas carreteras a los pueblos de las montañas cercanas, en donde empiezan a aparecer a uno y otro lado viñedos y bodegas en las que se ofrece el preciado vino. Estos pueblos son, entre otros, Greve, Radda, Panzano y Castellina en Chianti.

Realmente, fueron un poco decepcionantes en cuanto que a como lugares en si, no tienen nada especialmente destacable, si acaso alguna iglesia pintoresca o resto de castillo medieval. Lo más disfrutable sin embargo, y eso es lo que acabamos haciendo, es entrar en alguna de las bodegas o tiendas de vino a catar los caldos y comprar alguna que otra botella.

Pueblos de la ruta del Chianti

Como ya se iba haciendo tarde y había que buscar un sitio para cenar, aprovechamos para hacer algo que nos pareció apetecible el día anterior pero que por nuestra apretada agenda no pudimos... esta vez pararíamos en Monteriggioni para cenar en uno de los restaurantes terraza rodeados de murallas.

Cenar rodeado de murallas

Bien entrada ya la noche, volvimos a nuestro hotel, como cada día ya agotados, a descansar, ya que al día siguiente si que nos volvíamos a poner en ruta, de nuevo por la Toscana más rural, en este caso hacia el sur y este.


Resumen de la etapa

Tras pasar la mañana en Siena, hicimos una pequeña excursión por carretera que nos ocupó la tarde por los pueblos de la ruta del Chianti, para acabar cenando en Monteriggione y vuelta a Siena a dormir por aquella noche. Quedan anotados los pueblos de la ruta en el siguiente mapa.


Paradas
Siena - Ruta del Chianti -  Monteriggione - Siena: Ruta circular aproximadamente 125km.

Hotel
Esa noche repetíamos, único hotel en el que pasábamos 2 noches en este viaje.

Hotel San Marco (***)
Via Massetana, 70
53100 Siena, Italia

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