Victor Charlie - Nam 2014: Charlie no hace surf

Puedo entender que las visitas de las que voy a hablar hoy no sean ni de interés para todos los gustos ni para todos los públicos, pero en ocasiones visitar un lugar es más que ver sus paisajes, o visitar sus sitios de mayor interés... es también conocer su historia, y lo cierto es que de eso en tiempos no demasiado remotos Vietnam en general va sobrado, y más particularmente la zona de Saigón y del sur, en donde las milicias del Vietcong eran más activas, y de hecho en donde acabó la guerra con la caída de la ciudad a finales de abril de 1975. A mi particularmente suelen ser de las visitas que más interés me suscitan cuando tengo ocasión de conocer lugares conectados con una historia que no nos queda tan lejana.

Como decía Yoda, la guerra no hace a uno grande, no... y más allá del romanticismo que pueda quedar ahora sobre la impresión de lo que debía ser la vida en los túneles de Cu Chi, el coronel Kurtz sabía de lo que hablaba al describir el horror, y aún en parte se ve y se padece: grandes extensiones de selva deforestadas y contaminadas por el agente naranja que provoca malformaciones congénitas, cráteres por todos lados que recuerdan las explosiones de las bombas lanzadas por los B-52, pero al final un pueblo orgulloso de su historia y logros.

Vietnamita anónima

Esa sensación ambivalente es la que prevalece en la visita al museo de la guerra de Saigón (del que tengo que decir que me encanta su patio frontal lleno de cacharros capturados de la guerra), más aligerada con la visita al aire libre de los túneles de Cu Chi (amenizada por unos maniquís un tanto inquietantes) o el paseo en barca por el delta del Mekong... vamos a verlo.


Los Túneles de Cu Chi

A unos 40 Km al norte de la capital de Vietnam del Sur, Saigón, se situaba una región en donde la insurgencia del Vietcong se movía a sus anchas, y que fue utilizada como plataforma de importantes operaciones militares como la ofensiva del Tet, que fue llamada el Triángulo de Hierro. Por muchos ataques que fueran lanzados por las tropas americanas y vietnamitas aliadas del sur, era imposible erradicar la insurgencia, alimentada mediante constantes suministros llegados a través de la ruta Ho Chi Minh, atravesando paises supuestamente neutrales como Laos y Camboya.

El sargento nos instruye sobre el Triángulo de Hierro

El Vietcong ataque tras ataque volvía una y otra vez renovado con nuevas armas y columnas, y se escondía bajo sistemas de túneles subterráneos por los que se movía sin ser visto. Todo un ejemplo del ingenio vietnamita: "Charlie se agazapa en la jungla y se hace cada día más fuerte. Su idea de una juerga es comer un plato de arroz con carne de rata fría. Por eso ganarán esta guerra".

Charlie no hace surf

Así eran y para eso servían los túneles de Cu Chi, todo un intrincado sistema de túneles subterráneos conectados de los que aún hoy en día quedan vestigios que pueden visitarse e imaginar como debía ser allí la vida de los soldados del ejército del Norte: trincheras, búnkeres, fortificaciones... llenas de almacenes, provisiones y todo lo necesario para vivir bajo tierra oculto a un enemigo superior en número y en armamento y golpear al amparo de la noche... la táctica de guerrillas y hostigamiento que pudo ganar una guerra al ejército más poderoso que la historia a conocido. Mientras, los soldados jugaban al gato y al ratón con Charlie en un área de 155 kilómetros cuadrados... misiones de búsqueda y destrucciones lo llamaban.

Galerías y sistemas de túneles

¡Charlie tenía toda una ciudad allí abajo, en donde se almacenaban alimentos, armas, municiones, servía de alojamiento a los guerrilleros del Vietcong e incluso se instalaban hospitales... y Charlie era incluso capaz de moverse a oscuras por las galerías que conocía de memoria, mientras fuera las bombas que caían desde los B-52 y explotaban no servían para nada, como atestiguan todos los cráteres en la zona de las trincheras.

Achtung!

Incluso aún son visibles los agujeros por los que los guerrilleros entraban y salían, si bien algunos eran trampas para los soldados que intentaban encontrar y destruir al enemigo comunista, y lo que encontraban al final de esos agujeros eran estacas y otros regalos. Ahora en algunos de los recintos, unos inquietantes maniquíes vestidos como Charlie solía hacerlo recrean la vida de los guerrilleros, recreando el ambiente de entonces.

Charlie acecha por todos lados

Incluso es posible disparar armas de la época como M16 y AK47 cargados (y fijados por fortuna...) con munición real, algo modificados para limitar el retroceso, no así el estruendo de los disparos.


Delta del Mekong

No demasiado lejos en realidad, es posible visitar el mismo día, el delta del gran río Mekong, conocido por la gran producción de arroz, así como de otros productos relacionados con la vida del río y que gira en torno a él. Si Cu Chi era un laberinto de túneles subterráneos, podría decirse que el delta del Mekong es otro laberinto, en este caso de canales estrechos, ramificaciones y desvíos del río principal navegables en barca, que es en lo que consistió básicamente nuestra actividad de visita al Mekong.

El río Mekong

En el laberinto de aguas marrones se hayan islas con sus propias atracciones (zoológicos de cocodrilos y puestos de degustación de frutas tropicales entre otros...), gasolineras flotantes e incluso pueblos enteros, de casas en islas, o flotantes formados por embarcaciones, a los que se puede bajar y visitar mientras se flota de un lado a otro.

Perfectamente mimetizados con el paisaje

Como puede verse, Saigón dá para mucho, y aún nos queda de lo que comentaba al principio sobre conocer la historia de los lugares, para mi la que quizás fue la mejor, o en todo caso absolutamente imprescindible visita, al museo de la Guerra de Vietnam en ciudad Ho Chi Minh... con una despedida del viejo Saigón tomando la prometida copa en el Hotel Rex, del que también hablaré en mi próximo post... permanece en gatto-sintonía!

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