Gatti Valdostani: Gattos vs El Rutor

Si bien Gatto siempre planifica minuciosamente sus viajes y lo que hará más o menos cada día (al fin y al cabo es a lo que se dedica Gatto la mayor parte del tiempo... planificar), esta jornada se planteó un poco sobre la marcha en función  del tiempo que nos llevara realizar nuestra excursión a pie que teníamos planteada. No cabe duda que en ocasiones también puede ser un placer dejarse llevar y sorprenderse sobre la marcha con los planes que van surgiendo, y precisamente de eso es un poco de lo que se trató ese día, el día en que Gatta casi muere por ser arrastrada por Gatto hasta el Rutor, un "Alpe" como decíamos, el camino hasta el cual para ser honestos quizás estaba un poco fuera del alcance de nuestra condición física... pero con un poco de paciencia y calma, ¡al final todo es posible!

En concreto, nuestra idea era hacer una excursión a pie para ver las llamadas cataratas del Rutor,un total de tres cascadas situadas a diferentes niveles y altitudes a los pies de las cuales se puede llegar siguiendo el recorrido de algunos caminos de montaña. Tras verlas y según como estuviéramos de ánimo, nos podíamos plantear llegar hasta el  Refugio Alberto Deffeyes, a 2.500 metros de altitud, desde el cual se puede contemplar enfrente el glaciar del Rutor, que nutre con sus aguas los lagos, torrentes y cascadas de la zona.


En marcha

Para llegar donde se inicia la excursión a pie, junto a un restaurante en donde acaba la carretera y se puede apartar del coche, se debe seguir desde el poblado de La Thuile por el camino asfaltado a la derecha del torrente Rutor, hasta que el camino se desdobla, después se gira a la derecha atravesando un puente y se sigue por el camino de tierra hasta embocar el sendero que, cruzando en breves tramos el camino asfaltado, lleva a la localidad de La Joux. La verdad puede ser un poco confuso encontrar la ruta correcta y puede parecer por coches que hay aparcados a intervalos en el inicio de otros caminos que ya se ha llegado al lugar, pero se debe continuar hasta el final donde aparece una explanada de aparcamiento en la que podrá dejarse el coche.

A lo lejos el Montblanc

Desde ese punto, empieza el trazado que en su parte baja recorre prados, atraviesa el torrente y se introduce en el bosque pasando junto a las tres cascadas, para posteriormente subir decidido (y tan decidido) hasta el lago Glacier, desde el que se sube aún más fuerte el refugio Alberto Deffeyes, hasta el que alegremente queríamos llegar según como viéramos nuestras fuerzas.

Es importante recalcar que quizás no sea una excursión para todos los públicos, si bien el recorrido hasta las cascadas no es tan duro y más asequible para todos los públicos. Por supuesto, se tiene que ir bien equipado con calzado adecuado para andar por senderos de alta montaña, pues a tramos está lleno de piedras, escarpado, y con pendientes abruptas. Es así mismo importante llevar agua y algo energético para comer por el camino si hace falta, como los frutos secos que compramos en La Thuile antes de comenzar la excursión, ropa de abrigo por si el tiempo cambia bruscamente, y si se considera necesario bastones para ayudarse a caminar.


Las tres cascadas del Rutor

Aproximadamente a las 8h de la mañana, con un fresco considerable que nos hace tener puestas nuestras chaquetas, empezamos desde La Joux el ascenso por el camino señalizado como AV2 (alta vía número 2) que nos llevará en su recorrido a los pies de cada una de las cascadas del Rutor atravesando el torrente sobre puentes y ganando poco a poco altura.

Con la vista del Montblanc a lo lejos, en el norte, el primer tramo no se hace duro y se llega pronto a la primera catarata, con unas vallas alrededor en las que paramos a hacer unas fotos y tomar un respiro.

Primera cascada del Rutor

Tras unos minutos continuamos la marcha y al cabo llegamos a la segunda cascada sin desviarnos del camino, por el que muchas otras personas van en nuestra  dirección, e incluso algunas otras ya vuelven (incluso algunos corriendo, lo que se me antoja como poco peligroso...)

Segunda cascada del Rutor

Y al final, tras poco más de dos horas caminando, llegamos a la tercera y última catarata del Rutor... ¡y en esta si que nos mojamos y duchamos al pasar hacia el otro lado de la pasarela que sobre el río hay montada!

Tercera cascada del Rutor

Es en este momento que nos planteamos qué hacer, pues sin ser demasiado tarde ni estar excesivamente cansados, parecía una gran idea continuar para intentar llegar y comer en el refugio de Alberto Deffeyes. En honor a la verdad aquí Gatto debe reconocer que engañó un poco a Gatta con su optimismo en cuanto al tiempo de más que se requeriría para llegar a la cima, ya que en realidad me parecía un poco triste no continuar ya que estábamos allí, para ver lo que sin duda es el paisaje más espectacular, la cabecera del glaciar del Rutor.


El camino hacia el Refugio Alberto Deffeyes

Justo antes de llegar a la tercera catarata, un desvío indica el camino a seguir para ir hacia el refugio Alberto Deffeyes desde el que puede contemplarse la cabecera del glaciar del Rutor. De forma optimista, pensamos también que los tiempos indicados eran exagerados y podía cubrirse la distancia que faltaba en menos tiempo... cuando en realidad tardamos casi el doble, por un camino mucho más duro plagado de piedras y con unos desniveles ya bastante respetables.

En quizás una hora más, se llegaba a un prado rodeado de altas montañas con un lago glaciar verde y algunas casitas de madera en el que pensé... bien, el refugio no puede estar demasiado lejos, tiene que ser por aquí, es imposible que tengamos que subir una de estas montañas para llegar a él... ¡ja! ¡iluso! ¡Por supuesto se tenía que seguir subiendo por un camino absolutamente demencial para llegar al refugio, salvando un desnivel aún de varios cientos de metros... y ahí es cuando a Gatta se le empezó a poner mala cara y Gatto a notar su intenso odio. Si bien en mi defensa tengo que decir que le ofrecí la posibilidad de volvernos al ver el panorama de lo que nos aguardaba, tengo también que agradecerle que con lo consciente que era de las ganas que tenía de llegar arriba hiciera el esfuerzo de seguirme... así que, ¡gracias por acompañarme Gatta! ;)

Ni mucho menos el final del camino...

Mis fuerzas por aquí aún estaban bastante intactas y no se me hizo tan duro, si bien es verdad que  el camino era realmente infernal y estuvimos como dos horas para cubrir el último tramo desde el lago verde hasta el refugio... ¡pero que maravillas de vistas cuando ya una vez arriba se contempla toda la panorámica con el Montblanc a lo lejos por un lado, y al otro el glaciar del Rutor cuando aparece el refugio!

¡Por fin! El refugio con el malvado Rutor al fondo

Una vez arriba y en algunos minutos más, llegamos al refugio rodeados de ovejas que pastaban en los pastos de alrededor, una pequeña casita con mesas y bancos al aire libre en los que poder sentarse a descansar, tomar unas bebidas y comer si place. Cabe decir que tuvimos un precioso y fantástico día de verano con un cielo totalmente despejado y soleado. A esa altura por mucho sol que haga no hace un calor excesivo, y con gorra y gafas de sol, proporciona una temperatura ideal para una excursión en las alturas.

Pese al esfuerzo y el cansancio, la gesta (para nosotros) y capacidad de haber conseguido llegar hasta allí arriba nos regocijo por decir así lo suficiente, como para sentir cierto orgullo y alegría. Para descansar y recuperar fuerzas, decidimos comer al  sol  sentados a una de las mesas al aire libre algunos de los platos que preparaban en el refugio... bebiendo una cerveza de trigo que supo a gloria delante de tan portentosa vista.

Una panorámica incomparable para tomar una cerveza

Desde aquí incluso se puede continuar hasta el llamado Passo Alto, la cima de 2.860 metros desde la que seguro se debe tener una vista aún más espectacular del glaciar, pero que ya por tiempo y cansancio ni nos planteamos.


El duro y largo descenso

Tras un merecido descanso mientras comíamos, poco más o menos de dos horas después de llegar al refugio emprendimos la bajada para, teniendo en cuenta el tiempo que tardamos en subir, no se nos hiciera excesivamente tarde para bajar.

Y bueno... aquí si que se tiene que decir que lo pasamos ya realmente mal, pues si duro es subir, nos dimos cuenta que incluso peor es bajar, ya que cansa mucho más y destroza tobillos y rodillas ir frenando constantemente por las cuestas, llenas además de piedras.

Menuda fauna

El dolor de pies atroz que ya tenía, intenté aliviarlo relajándome y sumergiendo los pies en las heladas aguas del torrente, cosa que en realidad funcionó por lo menos durante un rato y resultó agradable... si bien era imposible permanecer mucho tiempo con los pies sumergidos aguantando el frío.

Y la verdad es que al final estaba yo casi peor que mi acompañante... ¡mis piernas no me sostenían y me sentía ya hasta mareado!  Un total de aproximadamente ocho horas de marcha por caminos escarpados a más de 2.000 metros de altura es lo que nos hizo.

Antes de coger el coche y para recuperar fuerzas, tomamos unas bebidas con azúcar para resucitarnos en lo posible. A continuación todavía nos quedaba conducir hasta la que iba a ser nuestra base para esa noche, por fortuna no demasiado lejos en la cercana localidad de Lillaz en el municipiode Cogne.


Resumen de la etapa

He aquí nuestra ruta de trekking con los tiempos aproximados en cada sentido para cada uno de los puntos comentados:


Por lo menos esta no fue una jornada de mucha conducción, y es que una vez en el Valle de Aosta las distancias son cortas, si bien el tiempo entre ellas puede alargarse al no ser precisamente las mejores carreteras del mundo. Aquí el mapa de la jornada:


Paradas
La Thuile - La Joux: 12km (30min).
La Joux - Lillaz (Cogne): 59km (1h).

Hotel
Para esta noche, tuvimos otra grata sorpresa al ver como nuestra habitación consistía en un pequeño apartamento, incluso con cocina, muy espacioso y agradable, por unos 110€/noche.

Hotel Lauson
Frazione Valnontey 47,
11012 Cogne, Italia

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