Gatti Valdostani: Lagos y Alpes hasta llegar al Valle

La idea para el segundo día consistía en levantarse más o menos temprano para enfilar de nuevo la autopista y llegar hasta la región próxima a los Alpes franceses y el Lago Lemans, cerca de la frontera suiza, para a continuación girar hacia el este y entrar a Italia, al Valle de Aosta, a través del paso del pequeño San Bernardo, evitando así el túnel del Montblanc y su costoso peaje, alrededor de 45 euros para un viaje solo de ida a través del túnel de varios kilómetros bajo la gran montaña. El itinerario elegido supone dar una pequeña vuelta y peores carreteras al abandonar la autopista, pero también visitas a interesantes pueblecitos y el paisaje del alto del Col du Petit Saint Bernard, divertido de ser conducido en coche y hacer cima, para ya en su bajada, entrar en Italia, pues hace de frontera natural entre los dos países.


Un pueblo de cuento de hadas a la orilla del Lago Lemans.

Tras reabastecernos de gasolina a la sombra de la "nucléaire" cerca de Montelimar y tomar un pain chocolat para desayunar (hasta rima), nos reincorporamos a la autopista dejada el día anterior rumbo a la que sería nuestra primera parada, Yvoire, un pueblo medieval situada junto a la orilla del lado francés del Lago Lemans, en el que parece que el tiempo se ha detenido y las hadas campan a sus anchas.Así pues, dejando atrás los desvíos de Grenoble y Chambery, más al norte de Ginebra en Suiza y a la derecha, ya en plena región de los Alpes, llegamos a nuestro destino.

Lago Lemans y orilla suiza al otro lado

Viendo el lago ya desde lejos antes de llegar, es destacable comentar que hay otros lugares de interés caracterizados por su lujo como lugar de reposo y vacaciones junto al lago. Lugares tales como Evian (conocido por su agua) o Thonon-les-Bains pueden ser lugares de interés para visitar si se dispone de más tiempo en la orilla francesa del Lago Lemans, pero puestos a elegir y por la información que habíamos consultado antes de viajar, nos decidimos por la visita a Yvoire.

Lo bueno de muchos pueblos franceses, e Yvoire no es una excepción, es que todo lo relacionado con el turismo está muy cuidado, y suele haber grandes aparcamientos en las entradas de los pueblos turísticos que permiten dejar sin problemas los vehículos de los visitantes a un precio razonable, así que eso es lo que hicimos, emprendiendo el paseo por Yvoire de esta forma.

Calles de Yvoire

El pueblo en si es un encantador lugar de estrechas callejuelas empinadas que bajan hasta el agua, en donde incluso pueden cogerse ferrys que cruzan el lago hasta la orilla suiza. Hay que tener cuidado con el móvil, y que no os pase como a mi, que es posible que por el roaming se enganche a un repetidor suizo dada la corta distancia y os salga la broma por 50€... ya que el roaming suizo va a razón del absurdo coste de 12€/mega... ¡así que cuidado con vuestros teléfonos!

Peo a lo que íbamos, Yvoire es un pueblo de postal con casas de piedra encantadoramente decoradas con plantas y enredaderas, lleno de tiendas de recuerdos en las que se cuida el aspecto antiguo, y de restaurantes en los que se puede tomar sabrosa fondue y otras especialidades alpinas... en una fondue consistió precisamente nuestro almuerzo ni más ni menos.

Castillo a orillas del  lago

Como lugares de interés, no deberemos de dejar ver toda la orilla del lago con sus casas de piedra, las vistas con el castillo, la muralla con sus puertas, y si tenemos tiempo y nos apetece pagar, el jardín botánico de los cinco sentidos, si bien el paseo ya por sus callejuelas adornadas ya es una grata actividad. Así pues, tras comer y comprar algunos recuerdos, nos dispusimos a continuar hacia nuestra próxima y obligatoria parada en la zona: Annecy.


La vieja Annecy

Mirando a la ruta, parece un poco ilógico el recorrido, ya que por la mañana ya habíamos pasado junto a Annecy y lo habíamos dejado atrás para visitar Yvoire, pero en realidad la razón fue que Yvoire fue más bien un capricho hasta el que decidimos llegar para ver el lago Lemans, y Annecy realmente el cruce y desvío que debíamos tomar para proseguir con nuestra ruta hacia Italia en dirección Este.

Palacio de la Isla

Annecy ya es una pequeña ciudad más grande en el departamento de la Alta Saboya, conocida por su casco antiguo, Annecy-la-Vieux, en donde se puede ver entre sus antiguas calles viejos palacios como el famoso Palacio de la Isla, el Castillo o acercarse hasta el lago de Annecy y sus aguas turquesa.

Y bien, el único problema de Annecy es que al ser un lugar extremadamente turístico, la experiencia puede ser un poco agobiante y agotadora. En concreto, en una tarde de domingo de Agosto, el lugar estaba como lo qeu podría describirse como una horda de zombis salida de The Walking Dead, por lo que tener dificultad hasta para moverse por sus calles no es precisamente la mejor forma de visitar el lugar. Ya precisamente tuvimos dificultades hasta para aparcar, pues había bastante tráfico, por lo que recomiendo dejar el coche en el aparcamiento de la estación, qeu no es excesivamente caro y está en realidad a 5 minutos andando del casco antiguo.

Lago de Annecy

Tras dar una vuelta por la zona y comprar algún que otro recuerdo en las numerosas tiendas, nos tomamos un "citron presse" para apagar la sed... una locura francesa consistente en zumo de limón puro y duro que se puede beber rebajado con agua o a las bravas, como más me gusta.


Col du Petit Saint Bernard

Aún quedaba un buen trecho en coche hasta nuestro destino final, la Thuile, donde dormiríamos. Para llegar hasta allí teníamos que atravesar de acuerdo a nuestra ruta un puerto de montaña que hace de frontera natural entre Francia e Italia, llamado el Col du Petit Saint Bernard, y que solo está abierto normalmente entre abril y octubre debido a la nieve.

Ascenso al puerto del Col du Petit Saint Bernard

Se especula con que este paso a través de las montañas, usado desde siglos y donde el santo Bernardo de Menthon estableció una hospedería en el siglo XI, pudo ser el utilizado por Aníbal Barca durante la Segunda Guerra Púnica (siglo III a.C.) para cruzar con su ejército, que incluía hasta elefantes, desde la Península Ibérica, cruzando las galias hasta el norte de Italia.

En la cima, además de la señalización que marca la altura del puerto de montaña (2.188 metros sobre el nivel del mar), puede verse la estatua del santo San Bernardo, además de haber algunos establecimientos de recuerdos, e incluso es posible ver algún perro San Bernardo.

He aquí Gatto, no se fuera alguien a creer que las fotos no son mías...

La subida desde Francia es muy pronunciada, y lo que hicimos antes de cruzar a Italia es parar en una de las últimas gasolineras a repostar, ya que si la gasolina es cara en Francia, lo es aún más en Italia debido a impuestos especiales que graban el combustible. Desde la cima, tras una breve parada para ver la panorámica, y antes de congerlarnos por la bajada brusca de temperatura a esa altura cuando se pone el sol, emprendimos el descenso entrando ya al poco en Italia.


Lago Verney

Poco antes de llegara a La Thuile, el  pequeño poblado en donde pasaríamos esa noche, hicimos una última parada apartando nuestro coche a un lado de la carretera y bajando una pendiente de unos pocos metros hasta ver el lago alpino de Verney, ya oficialmente en el Valle de Aosta.

Lago Verney

Rápidamente tras unas fotos como la que se puede ver, corrimos a refugiarnos al coche, pues con el Sol totalmente ya oculto, la temperatura bajó a esa altitud hasta los 0 ºC... ¡Como puede apreciarse un par de primeros días de viaje caracterizado por el gran contraste de temperaturas!


La Thuile

Finalmente sobre las 20h, llegamos a nuestro destino final por hoy, La Thuile, un agradable y pequeño pueblecito por el que pasa un riachuelo que baja de las montañas, formado por poco más de una decena de calles, y rodeado de resorts de esquí e imponentes montañas.

El aparcamiento fue muy fácil y totalmente gratuito en una gran explanada asfaltada para aparcamiento público frente a nuestro hotel, así que una vez establecidos en una fantástica y espaciosa habitación, nos dirigimos a cenar y disfrutar ya de la gastronomía  italiana, tomando unas fantásticas pizzas preparadas en horno de leña con vino blanco toscano.

A la vuelta, como había sido otro largo día, caímos pronto rendidos, no sin revisar los preparativos para la excursión que íbamos a realizar el día siguiente, una larga y cansada caminata pero que mereció la pena por los paisajes y lugares que pudimos contemplar.


Resumen de la etapa

En el mapa pueden verse los lugares mostrados y visitados, así como el tiempo aproximados entre uno y otro punto y distancia:


Paradas
Montelimar- Yvoire: 323km (3h).
Yvoire - Annecy: 70km (1h).
Annecy - Col du Petit Saint Bernard: 118km (2h)
Col du Petit Saint Bernard - La Thuile: 5km (15min).

Hotel
Nuestro alojamiento, el Hotel Coeur du Village, aunque no realmente barato (entorno a 110€/noche) ya que es una zona de turismo activo muy solicitada, si que fue una grata sorpresa por sus espaciosas y agradables habitaciones, además de incluir desayuno con el precio.

Hotel Coeur du Village (**)
Via Marcello Collomb 18,
11016 La Thuile, Italia

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