Victor Charlie - Nam 2014: Panorámica de Hanoi

Aquel 31 de Diciembre de 2014, recién llegados a tan exótico país, confundida la noción del tiempo y casi la del espacio debido al jet lag, nos disponíamos a emprender nuestro primer paseo por Hanoi, la capital de Vietnam y antigua capital de Vietnam del Norte cuando antes de la guerra eran dos países diferentes. Al parecer a Charlie no le interesaba para nada el calendario chino y estaba preparando los festejos para fin de año de aquella noche como si de occidentales se trataran. Para nosotros debía ser la primera noche de fin de año en la que estábamos durmiendo a las diez de la noche hora local... ese día el cuerpo ya no daba más de si.


Panorámica de Hanoi

Así es como lo llaman, un paseo introductorio por algunos de los lugares cercanos al hotel donde estábamos alojados para empezar a conocer un poco el entorno e introducirnos en la cultura local para más tarde dejarnos a nuestro aire a ver donde conseguíamos cenar algo. Cabe decir (y este es por así decir un "problema" personal mío) que lo pasé bastante mal con la comida en general, no por ser mala para quien les guste, pero por ser tan diferente de a lo que estamos acostumbrados y estar basada básicamente en arroz, fideos de arroz, vegetales, sopas y pollo... a la citronela, especiado, lemon grass... bien, bastante diferente en definitiva, pero ya iré hablando de ello.

La calle de nuestro hotel en Hanoi

Lo primero de lo que uno se da cuenta caminando por las calles de Hanoi, es que los Vietnamitas viven en la calle. Hacen absolutamente todo allí, sobre las aceras, a las puertas de sus casas, talleres o tiendas, sentados en el suelo, comiendo, cocinando, sentados jugando a cualquier cosa, ¡incluso cortándose las uñas! Es algo muy característico aunque estemos hablando de una ciudad de literalmente más de diez millones de habitantes.

Señora vietnamita preparando su cena en la calle

Lo segundo de lo que uno se da cuenta es que apenas hay coches... lo que no significa que no haya tráfico. Es más, cruzar la calle se antoja prácticamente un suicidio hasta que uno no se acostumbra a ver venir el enjambre de motos, tuc tucs y bicicletas a diez kilómetros por hora. La consigna es, cruza con decisión y ya te irán esquivando.

La furia del enjambre

Tratándose Vietnam de un país en vías de desarrollo, su capital Hanoi es muy diferente también de lo que estamos acostumbrados en las ciudades occidentales. Sus tendidos eléctricos son marañas de cables de los que parece imposible que no se prendan fuego de un momento a otro por cualquier cortocircuito, y en general, sin ser tampoco algo exagerado, sus calles, edificios, etc... son más viejos y sucios de lo que aquí estaríamos acostumbrados.

Un paseo en triciclo

A pesar de esas diferencias, cabe destacar que en ningún momento se siente ningún tipo de inseguridad. Los vietnamitas son muy patrióticos y orgullosos y en general también muy hospitalarios y serviciales. Las calles siempre están llenas y aunque pueda resultar en ocasiones difícil hacerse entender la sensación que tuve es que se esfuerzan por entender cuando alguien pregunta e intentan ayudar.

Aquella tarde nos dirigimos al lago de Hanoi para pasear a sus orillas y visitar el puente rojo. Su nombre es el puente Huc en el lago Hoan Kiem. Por su estilo es llamado también el punte japonés, y es uno de los símbolos emblemáticos de la capital de Vietnam.

El puente rojo de Hanoi

Después de dar un paseo por el puente, en el que incluso pudimos ver a una pareja de novios vietnamitas con sus trajes típicos haciéndose fotos para su boda, nos fuimos hasta el mercado caminando por las mismas calles. Allí pudimos ver la gran variedad de diferentes bichos, algunos de ellos impensables, que venden en jaulas para comerse: cangrejos, tortugas... esos eran los más normales. De ahí en adelante también intentamos huir un poco de los mercados por su característica fragancia.

Tras volver a descansar un rato en el hotel, totalmente enloquecidos por el jet lag y con la sensación de estar en otro planeta, salimos a comer algo, pero era tal el cansancio acumulado que nos conformamos con comer algo en nuestra propia calle y apenas probamos bocado. A lo sumo pedimos con nuestra cena una de las cervezas locales, la Hanoi Beer, una rubia muy suave tipo Budweiser. No sabía por qué exactamente pero el pensar en comida me producía cierta nausea... cosas del cólico que aún no era consciente que tenía pero que empeoró después...

Con todo ello, nos fuimos a dormir aquella noche vieja de 2014... ¡a las diez de la noche! Mientras fuera más tarde oíamos los petardos y celebraciones de los vietnamitas. No podía dejar de pensar en Jennifer Lawrence y la canción de la película de X-Men "Días del futuro pasado"... la escena de la celebración de la firma del armisticio de la Guerra de Vietnam...




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