La France 2013 - Jour 6: Normandia Medieval

En esta ocasión el plan del dia consistió en reseguir la costa hasta adentrarnos en la Bretaña, por lo que levantándonos temprano como es costumbre, nos dirigimos de camino hacia nuestro destino principal del día, el Mont Saint-Michel, si bien entre carreteras rurales por las que nos acercábamos nos desviamos primero para una rápida visita a otro cementerio cercano al Mont Saint-Michel con más reminiscencias a la Segunda Guerra Mundial.


Cementerio alemán de Mont Huisnes

En la frontera de la baja Normandia con la Bretaña, literalmente a la vista del Mont Saint-Michel, hay un pequeño cementerio desde el que se divise el monte, en el que hay enterrados 12.000 soldados alemanes de la Segunda Guerra Mundial. Más pequeño e incluso posiblemente más sobrio que La Cambe, se parece más a lo que podría considerarse un cementerio regular en cuanto a que sus nichos están apilados en pisos y solo pueden verse las lápidas de los que allí se encuentran.

Ein deustche soldat

En efecto otro lugar sobrecogedor, otro de los tantos otros que se pueden encontrar en el área de Normandía junto a los restos de bunkers, baterías y otras construcciones del Muro Atlántico.


Mont Saint-Michel

El Mont Saint-Michel es en realidad una isla situada en el estuario del río Couesnon aún en Normandía. Es uno de los Grandes Sitios de Francia (grand site) y la atracción turística más visitada de Normandía. Su nombre y fama la debe a la abadía dedicada al arcángel San Miguel y es también particularmente espectacular observar como la isla queda unida a la costa cuando baja la marea, pudiendo incluso pasear por la arena, pero como cuando esta sube queda totalmente aislada de la tierra.


La abadía de San Miguel

Para realizar la visita se debe aparcar el coche en el enorme parking que hay bastante antes de llegar y desde allí se puede coger un autobús autorizado a llegar lo más cerca posible a la isla, pues allí el tráfico no está permitido y solo se puede llegar mediante este autobús o a pie. Desde allí puede accederse al pueblo en si, un recinto amurallado al que se puede acceder a la abadia, en el centro y en lo alto. Cuando lo visitamos fue con tan mala suerte que estaba todo bastante lleno de andamios, pero aún así la visita del interior merece la pena (aunque realmente quizás podría decirse que es algo excesivamente larga pues hay muchas estancias de lo que era la antigua abadía).


El claustro interior

Tras la visita, en lugar de quedarnos a comer en el propio pueblo del Mont Saint-Michel, pues todo se veía demasiado turístico, decidimos salir hacia afuera, a donde teníamos el hotel para esa noche, un Mercure que resultó no estar nada mal, y comimos en un elegante restaurante  justo allí al lado que resultó ser todo un acierto. Con toda la tarde por delante decidimos ir hasta Saint-Maló, perteneciente ya a la Bretaña.


Saint-Maló

Ya en la bretaña, visitamos en la tarde Saint-Maló, una pequeña ciudad con fortificaciones a lo largo de su costa y una estrecha relación con el mar, como puerto histórico y lugar de recreo. Es agradable bajo la brillante luz de la tarde pasear por sus playas y recorrer sus murallas.

Los fuertes de Saint-Maló

El canal de la Mancha

Aparte de las murallas se pudo pasear un poco por las calles comerciales y visitar su catedral. Tras ello y ya oscureciendo, volvemos a descansar al hotel al lado del Mont Saint-Michel para al menos ya oscurecido acercarnos lo máximo posible con el coche para ver la mole de la isla iluminada a la luz de la luna.

Noche en Saint-Michel

Y para acabar el día antes de dormir... ¡que mejor que cenar uno de los típicos crepes bretones!

Datos de interés
Distancia: 136 km hasta el Mont Saint-Michel y 56 km más a Saint-Maló.
Alojamiento: Mercure Mont Saint-Michel  (****)

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